todo marchaba bien...
cuando de repente ella comenzaba a crear e ideando momentos y él sólo los derrumbaba.
sin más decidía ella ya no tiene más que decir, porque ya lo ha dicho más de una vez.
y por ahí dicen que no ahí peor ciego que el que no quiera ver ni peor sordo que el que no quiera escuchar.
Carmen I.
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